Y es que seguramente querrá compartir sus vivencias, los recuerdos de algún festival, la historia de ese dueto que escuchan en ese momento, la vida y obra de ese compositor...... ¡Ahí está el peligro! Esa conversación se puede transformar en motivación.
Veamos los principales riesgos:
Riesgo número uno:
Que te cuente la historia y peripecias del tiple, de como surgió, de cuales son los principales premios en los festivales "al mejor tiplista", y que un tiple afinado.... es una utopía.
Riesgo número dos:
Que te regale un pedacito de su corazón y te invite a asistir a la próxima tertulia, o al próximo festival. Hasta te conseguirá las entradas y te llevará "de la mano" para que te sientas como en casa.
Riesgo número tres:
Si adicionalmente a coleccionar discos el melómano tiene muchas fotografías de artistas, escenarios y bellos pueblitos festivaleros, es muy probable que quieras aceptar el riesgo de asistir y hacerte parte de su familia y que luego conozcas a más y más gente que vibra en la misma sintonía y a ir a ese "tertuliadero" que ni sabías que existía y en donde preparan el mejor capuchino del mundo,
Riesgo número cuatro:
Que te acerque a la magia de las canciones que le cantan a la vida, al derecho a vivir en paz, al amor y al desamor. Probablemente corras el riesgo de descubrir canciones que estrujen tu mente y te pongan a pensar en los demás.
Y claro, viene el mayor de los riesgos que puedes correr:
Riesgo número cinco:
Que te contagie las ganas de cantar, de viajar horas y horas para llegar a ese pueblecito encaramado entre montañas en donde se realiza ese "querido festival". Es muy probable que el deseo se vaya apoderando de tu alma, y que no puedas dar vuelta atrás, y que el "bichito" de la música con sentido te ponga a viajar por el mundo y luego seas tú quien represente un riesgo, un peligro para los demás.
Bueno, a éstas altura de la historia ...... ¿Te animarías a correr éstos riesgos?
Atentamente, un melómano.
Un abrazo bambuquero!